Neumonitis

Luego de 3 días de fiebre y tras pudrirme de aburrimiento en mi lecho de muerte, decidí ir al médico. No tanto por mí, sino por acallar las voces iracundas que me obligaban a hacerlo. Ahí estaba yo sacando mi cupón en Osecac, el que siempre hay que pagar con cambio justo, supongo yo porque no pueden darnos nada por valor de 1 peso como en un kiosco... "te puedo dar un termómetro por el peso?". No da.

Si no me toca un Dr buena onda, por lo menos ruego que alguna vez me toque una Dra como las que aparecen en las películas de Filmzone... cómo pretenden que crea en la ciencia si no le ponen ni un poco de voluntad. Ni caso che!.

Tras los chequeos de rutina, me hizo poner el dedo en un aparatito que hacía ruido de hospital... pi pi pi pi..... y me mandó a radiografiarme.

Pucha que me costó sacar esta foto... los termómetros son ilegibles!

Me senté a esperar mi turno con más mocos que certezas y observando a la gente a mi alrededor me di cuenta que si hay un lugar donde uno no puede levantarse ni a una minita es en un hospital. Qué caripelas Dios mío!

Guerrero Santa Cruz!- dijo la voz femenina y ni bien crucé la puerta que mantiene aislada la radiación vomitó sus frases de rutina: Apoyá las cosas acá, sacate la ropa, apoyá el pecho acá, no respires... NO RESPIRES... listo! Andá afuera que ya te llamo. 3 segundos duró su speech y yo me econtraba nuevamente en el hall del terror.

Knock Knock en la puerta 10 y a esperar el resultado.

Cuando la Dra. vio la radiografía que minutos antes me había ordenado de puño y letra, sus ojos se pusieron duros como los huevos de Jorge Rial y fue en ese momento que supe que algo no andaba bien, que de alguna manera esa mirada perdida le estaba dando la razón a todos aquellos que habían insistido con vehemencia a que acudiera a ver un profesional. Lamento informarles que no me fío mucho de los doctores. Pero esta vez no tuve más que creer lo que mis ojos también estaban observando. Era como ver el informe meteorológico de Confesore en TN... frentes de tormenta por donde se viera. Y fue ahí cuando terminaron los terribles segundos de pánico y la mirada perdida de la Dra se dirigió hacía mí y pronunció su diagnóstico. Cada sílaba era un puñal en mis malheridos pulmones: Neu-mo-ni-tis.

Buenos días remolones!!! A salir con sobretodo que se viene LA agua.

Puta madre dije yo! Nebulizaciones? La última vez que me nebulicé era un niño sin sueños. Es como estar en el avión de Top Gun pero sin vértigo ni adrenalina.

Digan que mi hno trabaja en una farmacia y me vendió cada uno de los psicofármacos a precio de costo porque sino iba a put.... qué diablos!! putée de lo lindo igual!!!

Resignado y moribundo fui con mi bolsa de medicamentos en busca del que quizás sea mi último café con crema de Havanna en la vida, pero ya era tarde.... mi lengua ya no reconocía sabor alguno, salvo el del maldito antibiótico que acabo de ingerir. Y bueno.... será cuestión de abrigarse más y dormir largo y tendido que esto va pa largo.